2.4. Arte-Terapia

El Arte es el lenguaje de los dioses. Es aquello que nos puede llevar a conectar con partes de nosotros mismos que habitualmente están en silencio. Nos permite expresarnos desde ciertos rincones del Yo, a los cuales no podríamos llegar nunca con nuestra mente racional. Es el lenguaje de la emoción, de la belleza, de la sutilidad.
El Arte ha sido también usado como instrumento terapéutico desde el inicio de los tiempos. Y en muchos momentos de la Historia han aparecido seres humanos que han alcanzado ciertas cotas de elevación del espiritu a través del arte. Las experiencias artísticas pueden llegar a ser muy potentes porque nos conectan directamente, sin intermediarios, con determinadas emociones, Y aquí es donde, si puedes vivir esta experiencia acompañado/a por un/a terapeuta, puedes aprovecharla al máximo y puede resultar muy liberadora.
La emoción y la biología están estrechamente unidas. El lenguaje de la emoción se expresa en el cuerpo, en la biología. Y el arte es un facilitador de primer orden para ello.
Hay personas, para las cuales poner palabras a determinadas experiencias, en un primer momento, les resulta demasiado doloroso, por lo cual se les hace imposible. Y el arte les permite una expresión de su dolor, aunque sea en formato abstracto, por lo cual, constituye una primera vía de drenaje que, más adelante, puede acabar posibilitando la palabra, en caso de que sea necesario; o quizás ya no lo sea.
Se trata de hacer limpieza de la forma que sea: a oscuras o con luz, con música o con silencio... tanto da. Lo que cuenta, al final, es la sensación de liberación. La frase: "Parece que me haya sacado un gran peso de encima", es una de las que escucho más a menudo. Y yo acostumbro a responder: "¡No te lo parece! Este peso te lo has sacado de encima". Las historias, los dramas pesan, y aunque no nos lo parezca, pesan físicamente, nos mantienen en una vibración baja; y esto hace que tengamos la sensación corporal de peso, de tener que andar arrastrando los pies. Deshacerse de pesos significa la posibilidad de poder andar ligeramente, sin peso, casi de puntillas... como una danza, casi como si voláramos por encima del suelo. Y esta sensación, cuando se ha experimentado alguna vez, no se olvida jamás.