2.5. Coaching

Significa "entrenar" "acompañar".
Para mí, constituye un gran complemento a la hora de cerrar las sesiones terapeuticas para dejar a la persona enfocada hacia una dirección saludable y con unos objetivos a conseguir. Primero, descodificación y vaciado emocional (uno o los que sean necesarios), luego aportar recursos y al final, cuando las emociones ya no perturban el buen funcionamiento, podemos empezar a enfocar la dirección. Evidentemente que la dirección es la que expresa la persona consultante, así como sus objetivos, que serán los que marcarán las primeras acciones a realizar para conseguirlos.
Los obstáculos que cada cual se puede encontrar ante el intento de conseguir sus objetivos le ayudarán a conocerse mejor y a superar barreras propias que hasta el momento no había osado saltar. La relación de acompañamiento, con un alto contenido motivacional, hace que los resultados que uno puede conseguir muchas veces sean vividos como extraordinarios, impensables o espectaculares. Sería como la imagen de un entrenador que descubre y te ofrece estrategias para cada una de las dificultades que tienes, que conoce tus puntos fuertes y se dedica a potenciarlos y que también conoce tus puntos débiles y te aporta estrategias, a fin de prevenir que te quedes atrapado/a y te boicotees la consecución de tus propios objetivos.
A menudo se produce un cambio de perspectivas, una amplitud de la mirada y todo esto a través de una escucha holística, ya que no sólo escuchamos las palabras, sino el énfasis con el que cada persona se expresa ante cada situación, la gestualidad corporal, las expresiones, los tonos de voz. Todo da pìstas de aquello de lo que la persona a menudo no tiene consciencia pero que, para un observador neutral, puede resultar evidente.
Las decisiones son totalmente de la persona. Yo sólo aporto ideas, perspectivas nuevas a contemplar, estrategias y motivación. Y muy a menudo, el hecho de creer más en sus posibilidades que ella misma.
A veces hay algunas personas que saben qué es lo que no quieren y en cambio les cuesta definir lo que sí quieren. Esta es una de las tareas que conseguimos a través de la escucha y la observación fina.
A veces las personas se bloquean o se distraen con tareas secundarias que les hacen perder el hilo; por eso aportamos estrategias de organización y sobre todo, de no perder el propio objetivo de vista.
Otras veces hay personas que tienen las cosas más o menos claras, pero no encuentran el momento ni ven cómo tomar la decisión de empezar. Y en esos casos trabajamos sobra la toma de decisiones, animando a la persona a dar un paso detrás de otro. Como decía Lao Tse: Un viaje de mil millas empieza con un paso.
Es una tarea apasionante y muy agradecida, a la vista de los resultados y de los cambios que las personas llegan a producir en ellas mismas. Yo definiría el trabajo como el de disipar algunas nieblas o velos que enturbian la visión y ofrecer algunas estrategias y algunos empujoncitos motivacionales. Después de esto, los hay que salen disparados como cohetes; otros, sencillamente han conseguido ponerse en marcha a buen paso (tarea impensable para ellos hasta unos días antes). Cada cual respetando su manera de ser y de hacer pero sin dejarse bloquear por los miedos o por las desconfianzas en sus propias capacidades.